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Pasaporte al Uruguay: Akongo



Inolvidable delantero camerunés, nacido el 27-11-1977 y que a la edad de 24 años vino a Peñarol en el 2002, preveniente de
l Metz de Francia.

Su primera apariciĂłn ante el pĂșblico peñarolense fue cuando lo probaron en un partido de verano en el Campus de Maldonado ante la selecciĂłn local ganado por 5 a 1 por los carboneros. El camerunĂ©s aprovechĂł la prueba y metiĂł 3 goles que le alcanzaron para ganarse a la hinchada aurinegra y para ilusionar a parte de la prensa deportiva como Ricardo PiñeyrĂșa que titulĂł en Terra: “Akongo hace Soñar a Peñarol".

A pesar de los goles y de que en otros amistosos frente a selecciones departamentales Akongo no desentonĂł, el DT Gregorio PĂ©rez no estaba muy convencido de su fichaje pero el presidente Damiani acelerĂł su contrato por si era “el nuevo Spencer”.

Akongo se metiĂł rĂĄpidamente en el corazĂłn de la hinchada de Peñarol por su entrega y su simpatĂ­a, pero la verdad es que futbolĂ­sticamente era muy limitado, por el fĂ­sico parecĂ­a mĂĄs un boxeador que un jugador de fĂștbol.

AnotĂł 3 goles oficiales en los manyas en el primer semestre, uno en la Copa Libertadores a El Nacional de Ecuador y dos por el Clasificatorio (uno a River y uno a Juventud que se gritĂł casi a la par del gol de Aguirre en la final del 87). 

Era increĂ­ble la ovaciĂłn que levantaba, parecĂ­a que estaba Morena en el banco. Cada vez que corrĂ­a el segundo tiempo, se escuchaba el “Akoooongooooo, Akooongoooo” de la tribuna, pidiendo a Gregorio PĂ©rez su ingreso y Akongo, respondĂ­a levantando los brazos lo cual incrementaba la ovaciĂłn. Seguramente no podĂ­a creer lo que estaba viviendo.

Akongo tambiĂ©n se metiĂł en el corazĂłn de sus compañeros tambiĂ©n pero tuvo que “adaptarse” a las costumbres que regĂ­an en Los Aromos. Un dĂ­a, en pleno trabajo, el africano trotaba junto al grupo de jugadores pero se parĂł de golpe. Dio la espalda al resto de sus compañeros y parado en la cancha principal comenzĂł a orinar. Los gritos de Gregorio se escucharon desde la ruta 8: “¡Noooooooo…. Joseph…. noooooooo aquĂ­ noooooooo! ¡Muchachos dĂ­ganle dĂłnde tiene que ir… no sean malooooooosssssss!”. Los jugadores sorprendidos y muertos de risa, no podĂ­an responderle al tĂ©cnico. Eso sĂ­: Akongo se dio cuenta que habĂ­a quedado en offside.


En la segunda parte del año, por mås que tuviera todo el respaldo de la hinchada, Gregorio lo relegó a jugar a la 3era División por diferencias con su contratista, algo que Akongo no aceptó y terminó rescindiendo el contrato. [Link

Puede ser que al año siguiente fue a jugar a Bolivia, tĂłmenlo como una posibilidad, porque varios jugadores africanos que vinieron con el mismo representante, fueron a Bolivia, pero lo supongo por analogĂ­a, dato nada certero y muy en la nebulosa, pero apoyado por un comentario en un blog, que tambiĂ©n dice que anduvo por PerĂș y China: “Akongo estĂĄ jugando en un cuadro universitario amateur del sur de PerĂș, es lo que se sabe luego de su pasaje casi olvidable por el fĂștbol chino” . DespuĂ©s se habrĂ­a quedado en Francia, leĂ­ por ahi, pero todo en condicional, nada certero. 

Para cerrar, dejo la transcripciĂłn de unas frases que dejĂł escapar en una nota que le hizo una radio uruguaya y que las levantamos de una pĂĄgina aurinegra:

“Cuando me dijeron Uruguay, la verdad que no tenĂ­a ni idea de lo que se trataba, solo habĂ­a escuchado hablar de las playas. ConocĂ­a el fĂștbol uruguayo por Francescoli y porque vi en televisiĂłn un partido en el cual se agarraron a piñas todos los jugadores en la cancha”.

"SegĂșn se supo, Akongo tiene feeling con MartĂ­n GarcĂ­a y NicolĂĄs Rotundo, con quienes habla en inglĂ©s. "Tengo compañeros que me hablan en inglĂ©s como TatĂł (sic) (MartĂ­n GarcĂ­a), Redonto (sic) (NicolĂĄs Rotundo) y Gabriel (CedrĂ©s)".

No puedo escribir nada certero sobre el paradero de Akongo entonces, porquĂ© increĂ­ble que en esta era de Internet, no haya nada concreto y todo lo que hay escrito sobre Akongo se refiere a su paso por Peñarol en el 2002 y nada de un equipo posterior, por lo que hace años que me surgiĂł una pregunta sin respuesta: ¿QuĂ© fue de la vida de Akongo?.