La Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) ha cerrado un acuerdo histórico por los derechos de TV del fútbol local, vigente desde 2026 hasta 2029. El monto anual asciende a 67 millones de dólares, un incremento significativo respecto a contratos anteriores, que triplica los ingresos y alcanza un total de más de 270 millones en cuatro años.
Este negocio, adjudicado a empresas como DirecTV y Torneos para cable, mientras que Tenfield, que usando la clausula de poder igualar la mejor oferta, se quedó con los derechos de streaming.
Distribución Actual vs. Nueva Propuesta SAD
Hasta ahora, la distribución del dinero por TV ha favorecido a los grandes clubes. Del total, Peñarol y Nacional reciben cada uno el 21% (42% en conjunto), la Segunda División (B) se lleva el 10%, y el 48% restante se reparte entre los otros 14 clubes de Primera y estructuras menores, a groso modo.
La nueva propuesta de las SAD, inspirada en el modelo de la Premier League inglesa, busca mayor equilibrio para fomentar la competencia. Así se distribuiría: 10% para la Segunda División (B) y del restante:
50% fijo dividido equitativamente: Entre los 16 clubes de Primera, unos 30.15 millones totales, o aproximadamente 1.88 millones por equipo. Esto asegura un piso mínimo para todos.
25% por tabla anual (mérito deportivo): 15.075 millones distribuidos según la posición en la tabla de 2025 (o temporadas equivalentes), premiando el rendimiento: el campeón podría llevarse hasta 2-3 millones extra, descendiendo proporcionalmente.
25% por televidentes (audiencia): 15.075 millones basados en métricas de viewers. Asumiendo datos históricos, Peñarol y Nacional captarían el 43% cada uno de esta porción (unos 6.48 millones por club), mientras los 14 restantes dividirían el 14% (alrededor de 0.15 millones cada uno, o 1% por equipo).
En comparación, el modelo actual concentra el 42% en dos clubes, dejando a los medianos con migajas. El nuevo reduce esa dependencia: Peñarol y Nacional podrían recibir entre 8-10 millones cada uno (fijo + mérito + viewers), pero los otros clubes ganarían más estabilidad (hasta 3-4 millones si suman buen mérito y algo de audiencia), cerrando la brecha y elevando el piso general.
Este reparto más equitativo mejoraría la liga al empoderar a los clubes menores. A Peñarol y Nacional no les sirve tener rivales débiles: reduce el nivel competitivo local, lo que se refleja en la Copa Libertadores, donde ningún uruguayo ha sido campeón en 40 años. Con más recursos distribuidos, los medianos invertirían en planteles, infraestructuras y juveniles, elevando el torneo y preparando mejor a los grandes para desafíos internacionales.
Modelo de Conmebol y FIFA:
Si aplicáramos el argumento de Peñarol y Nacional —cobrar más por su alto porcentaje de televidentes— a torneos mayores, saldrían perdiendo. En Libertadores, recibirían mucho menos que brasileños o argentinos, que dominan audiencias. Lo mismo en Mundiales: Uruguay captaría menos que potencias. Sin embargo, Conmebol y FIFA reparten igual en fases iniciales (todos los clasificados cobran lo mismo), y premian avances con bonos extras.
Esto incentiva la competencia real, no el monopolio de audiencia, y explica por qué ligas desiguales como la uruguaya luchan en el exterior. El nuevo modelo de AUF adopta esta lógica: base igualitaria + premios por mérito y viewers, para un fútbol más vibrante.
En resumen, aunque Peñarol y Nacional podrían ver inicialmente mermados los ingresos de sus clubes debido a una distribución diferente, esta reforma impulsaría una mayor competitividad en el fútbol uruguayo, lo que a la larga les generaría más ganancias a los grandes.
Con rivales fortalecidos y un torneo más parejo, los grandes se potenciarían para rendir mejor en la Copa Libertadores, atrayendo patrocinios, taquillas y audiencias globales, en lugar de depender de adversarios débiles a los que les compran la localía para inflar resultados locales, solo para luego flaquear en fases internacionales donde la exigencia real los deja expuestos.


















